Júpiter


Este planeta gigante simboliza el movimiento, la locomoción y sus formas, el crecimiento, el desarrollo, la expansión, el volumen, el espacio, lo ilimitado. Se eleva sobre el plano de los detalles y dota de perspectiva. El reino de Júpiter es un campo abierto de posibilidades, es la apuesta, la especulación, el juicio, la opinión, la conjetura, la hipótesis, la flecha lanzada con la esperanza de acertar. Júpiter se arriesga, es su naturaleza moverse en el campo de lo incierto y aventurarse. Este planeta trae consigo un sentimiento intuitivo de certeza y nos mueve más bien desde la convicción, la intuición, buscando partir de la comprensión de las cosas y de una visión lo más amplia posible.

La naturaleza fundamental de Júpiter radica en una aspiración del ser y en un impulso de vida ascendente que pueden tomar múltiples expresiones desde la más excelsa y espiritual hasta la más prosaica y material. No obstante, no es raro que se manifieste en un plano intelectual; hacia la búsqueda de la sabiduría y el desarrollo del conocimiento abstracto. En general tiende a la persecución de metas, la superación de límites y la actividad basada en el alcance de objetivos, como en el deporte, la caza, la empresa.

La tradición astrológica atribuye a Júpiter el ámbito de la idea del bien, la verdad, la ley, el dogma, la norma, lo ideal, lo que "debería ser". Es la filosofía, el conjunto de verdades que asumimos, ya sea por la educación recibida o las propias opiniones. Es la visión del significado y sentido de la existencia, la vereda que el espíritu transita. Se relaciona con el significado detrás del símbolo o la palabra.

Júpiter es la verdad relativa…, cómo la vemos y dónde ponemos nuestra certidumbre en cuanto a las opiniones y la especulación pero igualmente en todas las apuestas de la vida. Y es además el preservador del derecho y de la verdad social..., el conjunto de reglas que permiten el arbitraje entre adversarios. Se goza en la dialéctica, en la competencia constructiva. Tiene que ver con el contrato social, con todo lo que ha sido convenido, acordado como bueno, aceptable o respetable, con lo que preserva el orden social y la convivencia, con las convenciones sociales, morales, religiosas, legales y culturales. Pero también tiene que ver con las reglas establecidas, sean justas o injustas y que siempre tienen algo impersonal aunque puedan ser emitidas desde centros personalísimos de poder.

Todo esto unido a su disgusto por la duda y a la fuerza de sus convicciones hace a individuos con la audacia de convertirse en autoridades religiosas o ideológicas, legisladores, jueces o árbitros, pero también empresarios, brókers, jugadores, aventureros, cazafortunas e incluso oportunistas y advenedizos de toda índole con pretensiones y pocos méritos o virtudes.

Pero en su lado más sublime es la verdad absoluta..., trascendente, idéntica al ser y perfectamente inteligible en sí misma, aunque no lo sea para nuestras inteligencias. Por ello Júpiter define en gran medida nuestra sinceridad, nuestra honradez y fidelidad pues la esencia de Júpiter es estar con la verdad, permanecer con ella.

Este astro inclina al júbilo, la celebración y el buen humor, aunque también puede hacer tomarse la vida como un juego. Hay una necesidad de movimiento y una inclinación exploradora, por eso tiende a viajar y le atraen lo espacios lejanos y desconocidos. En cualquier caso Júpiter no da, de suyo, una tendencia a la moderación o la medida sino a la abundancia y la trascendencia en cualquiera de sus formas.

La influencia benéfica de este planeta será expansiva, exuberante, accesible, protectora, generosa, saludable, jovial, optimista, deportiva, animosa, audaz, confiada y con tendencia a la satisfacción. En su mejor registro es altruista y benefactor. Otorga sabiduría, buen juicio, sensatez y cordura. Los aspectos armónicos de Júpiter a otros planetas les confieren un lado verdadero y permiten una expresión confiada y generosa de sus virtudes, ampliando su horizonte. Hacen a la persona coherente, consecuente con su filosofía y existe un sentimiento de satisfacción, cierta certidumbre de capacidad con suficiente holgura en la virtud o el bien que se poseen, con espacio para su expresión confiada y lúdica.

Por el contrario, en los aspectos inarmónicos encontramos la insatisfacción, la inquietud, la tendencia a lo infinito, el no tener medida o no reconocer los límites. A menudo hay un sentimiento de que los bienes o la virtud están lejos, incluso como algo inalcanzable hacia lo que, no obstante, tendemos. Por eso entre sus defectos encontramos la exageración, el exceso, la presunción, la jactancia, el énfasis en las cosas para que no sean pasadas por alto, la altisonancia y la teatralidad. Aquí el individuo tiende a pasarse de la raya, a ir demasiado lejos, al optimismo ciego, al farol, la sobreconfianza, la aventura arriesgada, a pasar por encima de la ley. Es cretino, especulador, tiende a los prejuicios, al dogmatismo, a pontificar y opinar demasiado, al proselitismo y la propaganda, a generalizar demasiado y a la justificación perversa del desatino. A menudo se muestra en exceso idealista, pródigo o despilfarrador.

Júpiter afligido tiende con fuerza a la pretensión; a menudo se cree de veras justificado en sus privilegios e injusticias o que las virtudes que ostenta son perfectamente legítimas y no obtienen su justa recompensa. Tampoco le es extraña la hipocresía que bajo una capa de virtud y respetabilidad encierra la corrupción y el bien desvirtuado.

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