Plutón


Plutón es el terminador y el señor del cambio para bien y para mal, ejecutor y verdugo, destruye todo lo caduco que está destinado a ser finito. Este planeta trae consigo la transformación, renovación, el cambio, la mutación, la fermentación, la curación, la purificación, el mantenimiento…, pero también la polución, la contaminación, la mácula, el pecado, la enfermedad infecciosa, la destrucción, putrefacción, desintegración, corrupción, descohesión, la muerte y la extinción de las cosas. Sólo así es posible la regeneración de lo creado y la evolución misma, solo el cese de la generación caduca deja sitio para la sangre nueva.

En este sentido Plutón se relaciona con los agentes de reciclado y transformación de la naturaleza, los animales carroñeros, los insectos, los microbios. No quiero entrar en el ámbito simbólico de Plutón sin mencionar a las bacterias que provocan las enfermedades pero que son fundamentales en el reciclado de la materiá orgánica en la naturaleza. Sin esta actividad bacteriana, la vida tal como la conocemos no podría existir. Los cadaveres y despedicios llenarían la tierra si las bacterias no acelerasen la descomposición de animales y vegetales en materia inorgánica. Se cree que fueron las bacterias las que primero desarrollaron el proceso fotosintético en que se basan las plantas.

En cuanto a sus manifestaciones, a menudo lo hace de forma eruptiva, emergiendo desde abajo o desde el interior y la profundidad de las cosas. En general este planeta se relaciona con la dinámica de las fuerzas y las sustancias bajo presión; acumulación, explosión, eyaculación... Plutón representa el núcleo candente, la energía y el calor procedente del metabolismo y los procesos internos que ocurren bajo la superficie visible de las cosas, de forma análoga al núcleo ferroso que se cree sea el causante del potente campo magnético de la tierra. Plutón rara vez es tibio, no suele estar cómodo en los puntos medios, tiende a polarizarse e irse a los extremos.

Se relaciona con la combustión, la consunción, la conversión de fuentes primarias en energía aprovechable para realizar trabajo, y por tanto con todos los combustibles –especialmente los hidrocarburos- y los procesos energéticos de la industria. Se le atribuye el magnetismo y en general las fuerzas explosivas de la naturaleza.

Hades, contraparte griega del Plutón, era llamado, eufemísticamente, el “rico” para no nombrarle directamente y no hace falta especular mucho para imaginar el porqué de esto último. Este epíteto hace honor a su manifestación en forma de algo concentrado, acumulado. Al hilo de esto, hay que mencionar que se le relaciona con la fisión, la bomba atómica y el aprovechamiento de la energía nuclear. Esto no es más que la liberación explosiva de la enorme cantidad de energía que hay invertida y atrapada en la materia. Del mismo modo, los hidrocarburos como el petróleo, gas natural y el carbón, combustibles que hoy mueven las máquinas y que alimentan y permiten la economía industrial, son en realidad energía solar acumulada en forma de materia orgánica atrapada en el subsuelo que al sufrir procesos de mineralización y concentración debido a las temperaturas y presiones del interior de la tierra durante cientos de millones de años, presentan una densidad energética muy alta aprovechable al someterlos a combustión. Esta alta densidad energética es a menudo característica de las cosas relacionadas con este astro.

Plutón también se manifiesta de forma oculta, como energía invisible o intención secreta. Desde el punto de vista del observador lo pequeño es simplemente lo que no puede distinguirse desde su dimensión, es decir; cualquier cosa lejana y poco brillante resulta un detalle difícil de detectar. Plutón tiene esta cualidad de lo que permanece oculto a nuestros sentidos o nuestra comprensión, de lo que está más allá de su alcance, tiene una cualidad de invisibilidad, de inescrutabilidad. Lo mágico, las cosas misteriosas, inexplicables, enigmáticas, lo inexplorado y lo inconsciente son simbolizados por este astro. La ciencia avanza disipando las tinieblas de lo desconocido. Lo que operaba de forma invisible e  inexplicable solía ser considerado obra de dioses o demonios, origen de todo tipo de supersticiones y mitos pero la luz del conocimiento va conquistando parcelas del primitivamente hipertrofiado reino de Plutón. 

Este cuerpo celeste está relacionado con las materias reservadas, la seguridad en general, el espionaje, la labor de policía, de guarda y vigilancia. Conviene mencionar aquí que, según el mito, Zeus-Júpiter, Dionisos-Neptuno y Hades-Plutón eran tres hermanos hijos de Cronos-Saturno dios del tiempo, contra quien tuvieron que hacer la guerra para arrebatarle el poder. Hades fue el encargado de infiltrarse en las filas del adversario y gracias a su casco que le permitía ser invisible, pudo destruir las armas enemigas.

Este planeta (ahora enano) tiene que ver con el mundo de lo muy pequeño, la intimidad de la materia y de la vida, la química, la farmacia. Plutón también se presenta a menudo en forma compacta, con gran fuerza de cohesión interna, como aleación pesada. Esto sugiere que tal vez se relacione con las fuerzas que actúan en el interior del núcleo y que hacen que sea tan difícil separar los quarks que son considerados los constituyentes fundamentales de la materia y que se combinan de manera específica para formar partículas subatómicas tales como protones y neutrones. 

Fue descubierto en Enero de 1930, solo unos meses después del que se produjera el “crack de 1929”, la mayor crisis del capitalismo hasta la fecha (aunque muchos piensan que la de 2008 no ha sido menor). Su hallazgo precedió a la segunda guerra mundial en la década siguiente y al desarrollo de la bomba atómica. El descubrimiento de los cuerpos celestes se ha asociado a la aparición en la consciencia colectiva de sus potencias y energías y a la profundización o el dominio de éstas por parte del conocimiento o la técnica. Según esto, no es que antes no existieran sus influencias pero pertenecían más al reino de lo incomprendido y lo ignoto para la conciencia humana cuando el análisis o el discernimiento colectivo aún no distinguían sus dinámicas. 

Plutón fue el primero de los cuerpos descubiertos en el ámbito de lo que hoy se denomina objetos “transneptunianos”. Después se han descubierto cuerpos incluso más grandes y lejanos como Eris y muchos otros hoy considerados planetas enanos o candidatos que se encuentran en el cinturón de Kuiper o en el disco disperso.


Comparación de los ocho objetos transneptunianos (TNOs) más brillantes: Eris, Plutón, Makemake, Haumea, Sedna, 2007 OR10, Quaoar, y Orcus
Planetas enanos
Imagen tomada de internet: https://esnol.wordpress.com/2013/09/12/quaoar-un-mundo-rocoso-aspirante-a-planeta-enano

Esto sugiere que puede considerarse a este frio y lejano cuerpo como la puerta al inconsciente y como la dimensión que se abre a un inframundo plagado de oscuras creaturas mitológicas y poderosas energías ocultas. Un más allá que evidentemente no se agota con Plutón y que da paso a un vasto campo de lo desconocido. El ritmo de descubrimientos en el Sistema Solar profundo ha sido parejo a la aceleración de los avances de la ciencia y la profundización del conocimiento en los procesos de la vida y del universo en el último siglo. Es tarea muy ardua tratar de encontrar coincidencias y establecer analogías dada la cantidad de cuerpos que han sido medidos, nombrados y catalogados.

Como puerta de lo invisible y del inframundo Plutón tiene que ver con el pasaje de la muerte, con lo que está más allá de la conciencia, con lo sobrecogedor y las experiencias del más allá. Pero también con la negra oscuridad que encierra amenazas como el ataque de los predadores nocturnos; con el terror y la operación en modo de supervivencia.

Plutón y Caronte están considerados por muchos como un planeta enano doble, ya que rotan ambos sobre un centro de masa común que se encuentra fuera del volumen del astro principal y se muestran siempre la misma cara mutuamente debido a sus tamaños relativos y la corta distancia que los separa. Caronte era en la mitología el oscuro barquero que, previo pago de la moneda que se ponía bajo la lengua del difunto, conducía a los muertos en su barca a través del rio Aqueronte hasta el umbral del inframundo donde reinaba Plutón-Hades, Dios del reino de los muertos.

Este astro tiene mucho que ver con la medicina, con la enfermedad y su cura, con los procesos morbosos y su reparación y con el sistema inmunológico. En la antigüedad se consideraba endemoniados a quienes padecían ciertas enfermedades como la locura, la epilepsia…, etc. Durante la etapa presocrática -siglo VI a. C.- ocurre un cambio cultural donde se comienza a abandonar la concepción homérica para la que la locura o la enfermedad mental eran causados por algún dios, concepción que se refleja en la expresión ¡daimonie!, que se traduce como ¡estás loco! y esto puede interpretarse como ¡un demonio te ha poseido! En las culturas neolíticas y anteriores se culpaba a los espíritus.

Esta manifestación de estar poseído puede extenderse por analogía a todo lo que de alguna forma nos “posee” y nos nueve a determinados comportamientos y acciones, como las pasiones en general y las emociones fuertes. Plutón puede ser considerado como un motor oculto, motor en el sentido de motivo, causa, origen, y oculto porque Plutón representa aquellas cosas que a menudo no pueden verse con los ojos pero se experimentan y pueden conocerse con la inteligencia.

Entre estos motores que nos poseen están los instintos y las necesidades, que se manifiestan como emociones o deseos imperiosos con base en las capas más interiores del sistema cerebro-espinal y que mueven a los seres vivos a actuar según su programación genética. Encontramos el instinto sexual, el dolor, el miedo, el hambre, la sed, la dominancia y en general el deseo. Estas pasiones y necesidades se encargan de asegurar la supervivencia de un organismo hasta la edad de madurez sexual y entonces reproducirse en un entorno de competencia y recursos limitados. Toda la herencia, no solo la material, se simboliza en Plutón. La herencia genética es una acumulación de energía en forma de maravillosas máquinas de ingeniería biológica resultado de cientos de millones de años de evolución de la vida.

Plutón tiene un aspecto provocador, tentador. Como gran magneto, se le puede considerar como la fuerza que está detrás de las cosas atractivas, tanto como la que lo está de las cosas repulsivas. En cualquier caso, lo prohibido suele ser un reclamo para traspasarlo y su represión resulta ser un mecanismo de acumulación. Se le ha relacionado con el dinero –poderoso caballero, con el sistema capitalista con sus crisis y sus desequilibrios y con sus extremos de pobreza y riqueza. Pero también con el odio o el deseo de dominación y posesión que mueve las guerras. Se relaciona con el estado salvaje, anterior a la ley y más allá de la ética o la verguenza. En sus dominios impera más la intensidad de los deseos, las necesidades y la fuerza de los instintos.

Por todo esto Plutón puede ser considerado como el punto ciego, aquello de nosotros que no podemos ver, las fisuras de la conciencia por donde emergen los comportamientos inconscientes y las tendencias más primitivas, lo incivilizado. Pero por esas grietas también buscan su salida traicionera los secretos inconfesables, lo que está bien enterrado para que nunca vea la luz, las culpas, los crímenes, las experiencias traumáticas, las pesadillas y las aversiones y temores más profundos, como el prisionero que desde la profundidad y las tinieblas de su encierro brama con odio por justicia o venganza y clama por su liberación.

Entre sus virtudes podemos encontrar: Capacidad de regeneración y cambio, de abandono de lo pasado por amado que sea para empezar de nuevo. Disposición a reparar, purificar, curar, rehabilitar. Asunción de las consecuencias, sentido del castigo pero también de la recompensa. Pasión, intensidad, concentración, determinación, resolución y capacidad ejecutiva; no teme mancharse las manos. Resistencia, aguante, aptitud para reaccionar ante las crisis, entereza para permanecer con lo que a otros repugna o encargarse de lo que entraña peligro o daño. Tenacidad, recursos, buscará las grietas y las debilidades para conseguir su propósito. Investigación, penetración, agudeza, olfato, instinto. Reserva, discreción, celo, disposición a proveer vigilancia, cuidado, guarda y seguridad.

La distorsión de las energías de Plutón inspira terror…: Destructividad, comportamientos salvajes o incivilizados, radicalismo, extremismo, sadismo, crueldad despiadada, psicopatía, terrorismo, gangsterismo, venganza, acoso, amenaza, puede ser obstinado y combativo hasta la obsesión. Avidez, codicia, posesividad, celos, envidia, consumismo, acaparamiento. Carácter reactivo, violento, volcánico, obsesivo, peligroso, con inclinación a dejarse conducir por sus instintos y sus bajas pasiones. Psicología tortuosa, retorcida, odio, maldad, veneno, desprecio de la ética y de la ley. Ni que decir tiene que los individuos equipados con estas amables cualidades suelen tener también gran capacidad para ocultarlas.

Por último comentar otra característica de la acción de Plutón; la Duda, tanto la patológica como la saludable y necesaria. Tiene la “fea” costumbre de poner las cosas en crisis, de crear inseguridad. Tiene que investigar las cosas, ponerlas a prueba y comprobar su consistencia, por eso es, quizá, el principal instrumento científico. Plutón tiende a desnudar las cosas, a despojarlas de lo superfluo y examinarlas con una mirada taladradoramente crítica. Es la incógnita que se encuentra omnipresente en el origen de todo avance del conocimiento.

1 comentario:

  1. Es una magistral explicación sobre lo que significa este planeta, mil gracias.

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