Aspectos armónicos
Los
aspectos armónicos entre Marte y Saturno indican un temperamento con un toque
de sangre fría, con cierta capacidad de autocontrol y prudencia en la acción.
Se inclina a la disciplina y al rigor, no es impulsivo sino que evita riesgos
innecesarios. Se toman las iniciativas con medida y asegurándose de no empezar
mal. Hay empirismo y realismo y se consideran los hechos concretos.
Estos
aspectos otorgan algo espartano y alguna clase de fortaleza pétrea que se
expresa en firmeza y dureza para enfrentar las realidades más ásperas, que no
le arredran. La persona es capaz de esfuerzo sostenido y concentrado. Se
inclina a una combatividad circunspecta pero paciente y perseverante, estoica y
resuelta a vencer los obstáculos. Suele inclinar a los logros profesionales y a
la consecución de un estatus de persona competente. Otorga cualidades para la
acción política o administrativa y para el ejército profesional.
Aquí
se encuentra simbolizada una dificultad para los enfrentamientos en la vida de
alguna forma. El temperamento tiene accesos de desánimo y puede evidenciar
falta de coraje ante el reto. Se observan impedimentos para expresar la ira y
en realidad se carece de auténtico ardor. Esta combinación sugiere un sentido
de conservación de la vida bastante pronunciado con el sentimiento profundo de
ser vulnerable, desprotegido o frágil de alguna manera. Puede inclinar a una
excesiva preocupación por la seguridad de la propia vida que resta
espontaneidad a la acción.
No
es extraño que el sujeto parezca carecer de dinamismo o iniciativa. Puede
actuar con incompetencia o fallar en la consecución de sus objetivos. No es que
tenga una capacidad de acción rápida y viva precisamente, pero vencera
obstáculos formidables en una vida de enfrentamiento contra duras realidades.
No obstante, a veces obra de forma necia y con desafortunadas estrategias. Por
otra parte puede haber tendencia a los actos miserables y rastreros sin
enfrentar las cosas de forma proactiva, franca y directa.
Suele
inclinar a la intransigencia, a los enfados severos y duraderos, a actuar con
rigurosidad y dureza o con desconsiderada insensibilidad hacia los demás.
Inclina al desarrollo de un mal carácter que puede ser consecuencia de la
represión de la ira. Puede desarrollar un egoísmo rudo y mostrar una
combatividad pesada y negativa que no sabe olvidar los conflictos que son
tomados demasiado en serio. Tiende a rodearse de un muro defensivo que puede
hacer al sujeto parecer inaccesible dentro de su castillo.
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